La infidelidad a partir de los 35 años: un tema tabú
A lo largo de la vida, las parejas atraviesan por diferentes etapas y desafíos que pueden poner a prueba la solidez de su relación. Uno de los problemas más comunes al que se enfrentan las parejas es la infidelidad, un tema delicado que puede causar dolor, confusión y conflicto en una relación. A medida que las personas envejecen, se pueden presentar nuevos desafíos que aumentan el riesgo de infidelidad, y es a partir de los 35 años cuando este riesgo suele incrementarse.
Factores que aumentan el riesgo de infidelidad a partir de los 35 años
Crisis de la mediana edad
A partir de los 35 años, muchas personas experimentan lo que comúnmente se conoce como la «crisis de la mediana edad». Esta etapa de la vida está marcada por una serie de cambios emocionales, físicos y psicológicos que pueden generar inseguridad, ansiedad y cuestionamientos sobre la propia identidad y sentido de la vida. En este contexto, es común que las personas busquen nuevas experiencias y emociones para sentirse vivas y en control de su vida, lo que puede llevar a comportamientos arriesgados, como la infidelidad.
Además, la crisis de la mediana edad también puede estar relacionada con la insatisfacción en la vida sexual y emocional de la pareja, lo que incrementa la vulnerabilidad a caer en la tentación de una aventura extramarital. Sentirse atrapado en una rutina o en una relación monótona puede llevar a buscar fuera de la pareja la emoción y la pasión que se siente que falta en la relación estable.
Autoafirmación y búsqueda de la juventud perdida
A medida que nos acercamos a los 40 años, es común que surja el deseo de mantenerse joven, activo y atractivo. En muchos casos, las personas buscan reafirmar su identidad y sentirse deseables a través de relaciones extramatrimoniales. La infidelidad puede percibirse como una manera de demostrar que aún se tiene «valor» en el mercado amoroso y sexual, especialmente en una sociedad obsesionada con la juventud y la belleza.
Esta búsqueda de autoafirmación puede llevar a algunas personas a buscar relaciones fuera de su matrimonio, ya sea para sentirse más jóvenes, más atractivas o simplemente para demostrar que aún son capaces de atraer a otras personas. Este deseo de sentirse deseado y valorado por otros puede ser un factor de riesgo importante para la infidelidad a partir de los 35 años.
Insatisfacción emocional y comunicativa
La falta de comunicación y de conexión emocional en la pareja puede ser un caldo de cultivo para la infidelidad. A medida que las personas envejecen, es posible que se acumulen resentimientos, frustraciones y desilusiones que no se han abordado de manera adecuada en la relación. La falta de diálogo honesto y abierto sobre las necesidades, deseos y preocupaciones de cada uno puede generar un distanciamiento emocional que hace más fácil recurrir a otra persona para satisfacer esas necesidades emocionales.
Además, la incapacidad de expresar y gestionar conflictos de manera constructiva puede llevar a buscar consuelo y comprensión en brazos ajenos, lo que puede desencadenar una aventura amorosa. La infidelidad, en este caso, se convierte en una forma de llenar un vacío emocional que se percibe en la relación principal, aunque a la larga puede complicar aún más la situación y alejarnos más de nuestra pareja.
¿Cómo prevenir la infidelidad a partir de los 35 años?
Fortalecer la comunicación y la conexión emocional
La base de una relación sólida y saludable es la comunicación honesta, el respeto mutuo y la conexión emocional. Para prevenir la infidelidad, es fundamental establecer un diálogo abierto y sincero con nuestra pareja, en el que podamos expresar nuestras inquietudes, deseos y necesidades de manera clara y respetuosa. Escuchar activamente a nuestra pareja, mostrar empatía y comprensión, y buscar soluciones conjuntas a los problemas que puedan surgir fortalecerá nuestra relación y reducirá el riesgo de infidelidad.
Además, es importante cultivar la intimidad emocional y física en la relación, dedicando tiempo de calidad juntos, mostrando afecto y aprecio, y manteniendo viva la chispa del amor y la pasión. Mantener una comunicación abierta y una conexión emocional sólida con nuestra pareja nos ayudará a superar las crisis y desafíos que puedan surgir a lo largo de la vida y a mantener viva la llama del amor y la complicidad.
Reevaluar y redefinir nuestros valores y prioridades
A medida que nos acercamos a los 40 años, es importante reflexionar sobre nuestros valores, necesidades y prioridades en la vida y en la pareja. Identificar lo que es realmente importante para nosotros, lo que nos hace felices y lo que queremos lograr en la relación nos ayudará a tomar decisiones más conscientes y coherentes que nos acerquen a nuestra realización personal y emocional, y alejen de la tentación de la infidelidad.
Es fundamental revisar nuestra relación y preguntarnos si nuestras necesidades emocionales y sexuales están siendo satisfechas, si nos sentimos valorados y respetados por nuestra pareja y si estamos dispuestos a invertir tiempo y esfuerzo en mantener viva la relación. Hacer ajustes en nuestra vida y en la relación, estableciendo límites claros y respetando los compromisos mutuos, nos permitirá fortalecer la conexión con nuestra pareja y reafirmar nuestro compromiso con la relación.
Buscar ayuda profesional si es necesario
Si sentimos que estamos atravesando una crisis en la relación o que estamos en riesgo de caer en la infidelidad, es importante buscar ayuda profesional. Un terapeuta de pareja puede ayudarnos a identificar las causas subyacentes de nuestros problemas, a mejorar nuestras habilidades de comunicación y resolución de conflictos, y a encontrar estrategias efectivas para superar los desafíos y fortalecer la relación.
Además, la terapia de pareja puede ser un espacio seguro para explorar nuestras emociones, preocupaciones y deseos con la ayuda de un profesional capacitado que nos oriente y apoye en el proceso de mejorar la conexión emocional y la satisfacción en la relación. Buscar ayuda profesional cuando sea necesario nos permitirá abordar de manera constructiva los problemas en la relación y encontrar soluciones que nos lleven a una mayor intimidad, comprensión y complicidad con nuestra pareja.
En conclusión, a partir de los 35 años, el riesgo de infidelidad puede aumentar debido a una combinación de factores como la crisis de la mediana edad, la búsqueda de la juventud perdida, la insatisfacción emocional y comunicativa en la pareja. Sin embargo, es posible prevenir la infidelidad fortaleciendo la comunicación y la conexión emocional, reevaluando nuestros valores y prioridades, y buscando ayuda profesional si es necesario. Al poner en práctica estas estrategias, podemos fortalecer nuestra relación de pareja, superar los desafíos y mantener viva la llama del amor y la complicidad a lo largo de los años.